Aborto y dolor | Colaboración con Morada Violeta

Publicado el 8 de Mayo, 2023
El dolor es una de las preocupaciones más mencionadas cuando nos contactan para solicitar información sobre aborto. Para resolver las dudas más comunes sobre este tema, colaboramos con Morada Violeta, expertas en salud sexual y reproductiva con enfoque feminista y desde el Modelo de Partería.

¿Abortar duele?

Esta es una duda común que surge cuando estamos considerando abortar. A pesar de que el aborto es una práctica común en la vida de las mujeres, hombres trans y personas no binarias, se habla poco del proceso en sí mismo y, casi siempre, son cosas negativas o que contribuyen al estigma sobre el tema. Por eso nos parece importante difundir información veraz y científica sobre los procedimientos de aborto seguro, para que así podamos saber qué está sucediendo en nuestro cuerpo durante este proceso, entender por qué sentimos dolor y, especialmente, comprender que es pasajero y no pone en riesgo nuestra salud. La información no quita el dolor, pero permite disminuir la tensión y el miedo que la incertidumbre genera.

En la imagen se ve una ilustración con una chica en una consulta ginecológica. Ella dice "No lo estoy logrando. No sé si pueda hacerlo." Mientras que la médica contesta "Sí puedes, confía. Nadie conoce tu cuerpo mejor que tú. Vas bien."

Imagen de Morada Violeta

Así que la respuesta corta es que sí, es posible que exista incomodidad y dolor durante tu proceso de aborto. La respuesta larga es que todos los cuerpos y experiencias son distintas, por lo que las sensaciones pueden variar de intensidad, ya que también están atravesadas por los significados del dolor y el aborto en nuestras vidas, además de nuestro umbral o resistencia al dolor en general.

A lo largo del procedimiento, existen momentos en los que puedes sentir incomodidad y dolor; en el caso del aborto con medicamentos, la sensación es similar a la de los cólicos menstruales, ya que en ambas situaciones el útero se contrae para expulsar su contenido a través del cérvix, el cual a partir de las contracciones podrá dilatar (o abrirse) lo suficiente para que esto ocurra; eso mueve fibras musculares, ligamentos y terminaciones nerviosas (dato curioso: el útero tiene las fibras musculares más fuertes del cuerpo).

La diferencia con la menstruación es que durante un aborto, y dependiendo del número de semanas de gestación, el endometrio será más grueso, habrá un sangrado más abundante con presencia de coágulos y del saco gestacional, por lo que la dilatación que se requiere para dar paso a este contenido será mayor. Al ser contracciones que se inducen, la intensidad de éstas pueden ir de moderadas a intensas. Sin embargo, todos los cuerpos y experiencias son distintas y ninguna es la “normal” o la “correcta”.

Además de los cólicos, existen otras sensaciones desagradables que podemos experimentar, las cuales son efectos secundarios del Misoprostol; las más comunes son náuseas, vómito, diarrea, malestar estomacal, leve aumento de temperatura y escalofríos. Es importante saber que el dolor e incomodidad que puedas sentir durante tu proceso es momentáneo y no significa un riesgo para tu salud.

En el caso de la aspiración endouterina, al ser un procedimiento que una tercera persona realiza, la incomodidad y la tensión pueden acrecentar la percepción del dolor. Como mencionamos anteriormente, muchos espacios que atienden nuestra salud sexual y reproductiva atienden de forma estigmatizante y violenta. Es por eso que rescatamos la importancia de contar con personal de salud que nos acompañe en todo momento, pida consentimiento y brinde las posibilidad de parar un momento si es necesario.

Tanto la inserción del espéculo como la colocación de anestesia y la succión a través de las cánulas pueden provocarnos cólicos o dolores intensos. Si bien sabemos que son momentáneos, es normal que esas sensaciones se incrementen debido a nuestros nervios durante el proceso y la tensión con la que nuestro cuerpo responde a éste. Por ello, en el acompañamiento a una persona que aborta, es importante saber que no hay una sola forma correcta de sentirse. Hay quienes sienten menos dolor de lo que esperaban y otras sienten más de lo que imaginaban.

En nuestra experiencia acompañando abortos, sabemos que hay herramientas que se pueden utilizar para que el dolor sea más transitable y lo podamos atravesar de una manera más amable, algunas de ellas son:

  • Respirar de forma consciente.
  • Escuchar música y concentrarse en ella.
  • Recurrir al acompañamiento y contacto físico de personas queridas.

Estas opciones, al contactar y concentrarnos en uno de nuestros sentidos en particular, nos ayuda a canalizar nuestra atención y relajar la tensión. Respirar de forma consciente implica poner atención en cómo el aire entra y sale de nuestro cuerpo, permitiéndonos controlarlo hasta tal punto de poder tener una respiración larga y profunda que nos ayude a entrar en un estado de mayor relajación, eso mismo ocurre cuando además nos acompañamos de estímulos como la música y el acompañamiento de nuestros seres queridos.

  • Colocar calor en el vientre.
  • Dar masajes circulares sobre el vientre de manera suave.
  • Aplicar presión sobre las caderas con apoyo de un rebozo o sábana.
  • Usar hierbas para relajar la musculatura.
  • Apoyarnos con aceites esenciales como la lavanda para relajarnos.
  • Consumir analgésicos alopáticos.

Sabemos que a veces necesitamos tener otros apoyos que puedan ayudarnos a transitar el dolor, la aplicación de masajes, calor y el uso de auxiliares como la alopatía y los aceites esenciales y las hierbas son herramientas que pueden contribuir a relajar los músculos que se encuentran bajo tensión durante el proceso de aborto, e incluso, pueden ser usados también durante las menstruaciones.

Imagen con un fondo azul, donde una persona de cabello largo con vulva está acostada

Imagen de Juliana López

Resignificar el dolor

Creemos que como sociedad nos tenemos que alejar de la idea de que sólo hay dos formas de pensar el dolor. Así podremos observar esta experiencia humana en todas sus complejidades y no tener la necesidad de calificarla cómo “buena” o “mala”. El dolor en nuestros procesos de salud, y hablandoespecíficamente del aborto, suele existir y nos alerta de algo que está pasando. Ese algo se puede atravesar: en el caso del aborto, no es un dolor crónico.

Las Parteras de Morada Violeta y quienes trabajamos en Fondo MARIA nos hemos percatado de lo fundamental que es el acompañamiento continuo en los procesos de salud y en un aborto no es distinto: el poder estar con las mujeres y otras personas gestantes antes, durante y después de un aborto, proporcionando información, presencia, paciencia, cariño y empatía suelen ser las bases para que cada persona pueda atravesar la experiencia de la mejor manera, para sentir seguridad y confianza de saber que su proceso será respetado, sus necesidades escuchadas y su experiencia – cómo sea que sea – validada.

Sabemos de muchas investigaciones, específicamente en torno  al parto, que para muchas mujeres no importa la manera en que paren – y lo extendemos aquí al aborto – sino el cómo las hacen sentir quienes las acompañan. David LeBreton dice que el dolor puede contaminar la relación de la persona con su mundo, por lo tanto es fundamental que todas tengan formas de gestionarlo. Aunque esas maneras son individuales, también es crucial que existan formas colectivas de abordarlo, debido a la dimensión social del dolor de la que ya hablamos.

Imagen con fondo verde que dice Sí, me va a doler, Sí, me va a incomodar, Sí, voy a dudar, pero también sé que voy a poder

Imagen de Sebas Santafe

¿Aliado o amenaza?

El dolor ha sido una experiencia humana central a lo largo de la historia. El dolor físico se ha utilizado para comprobar valentía e imponer castigos. El dolor emocional ha sido fuente creativa de libros, canciones y poesía, la humanidad sigue reflexionando sobre el significado, la necesidad y las posibles maneras de acompañar el dolor. Además, los modelos de curación a través de los tiempos y culturas han tenido distintas maneras de lidiar con él o incluso eliminarlo.

En términos fisiológicos, el dolor es una señal del sistema nervioso y nos suele avisar que algo está alterado. Es una percepción sensorial y subjetiva, es decir, cada persona describe el dolor de manera diferente y única.

¿Es normal el dolor en la menstruación y en otros procesos de nuestra vida reproductiva? Desde hace siglos, las mujeres, hombres trans y personas no binaries, los diferentes modelos médicos y las sociedades que han existido nos hemos planteado esas preguntas. Recordemos que el modelo médico hegémonico es androcentrista, es decir, que el hombre cis ha sido el centro y modelo de referencia para todo.

Además, históricamente el conocimiento médico sobre los procesos fisiológicos en los cuerpos de las mujeres y otras personas con útero ha sido producido desde una perspectiva de extrañamiento, intervención, alteración y fragmentación. Es decir, hay registro sobre cómo los cuerpos de mujeres y otras personas con capacidad de gestar racializadas, empobrecidas o asesinadas han sido el terreno de estudio. La comprensión del dolor, en ese sentido, no es apreciada como un proceso al que se acompaña, contiene y del que se aprende. 

Ser consideradas como “otredad”, a las que nadie entiende ni quiere entender, tiene como consecuencia que se minimizen nuestras experiencias y molestias e, incluso, se den diagnósticos equivocados de nuestros síntomas. Nos regresan a casa con una receta de paracetamol cuando en realidad el dolor o las molestias pueden ser desequilibrios serios que requieren atención especializada.

Muchas de las mujeres, hombres trans y personas no binarias que acudimos a citas ginecológicas hemos experimentado dolor, desinformación y la falta absoluta de consentimiento en las revisiones físicas. Es común que sintamos que el personal médico es condescendiente y, al no recibir explicación sobre los procesos, nuestra tensión y el dolor aumentan.

Las Parteras tratamos con la experiencia del dolor a diario y trabajamos con estas experiencias desde la curiosidad, la sensibilidad y el trato digno. Creamos espacios de diálogo para desmenuzar el dolor y sus orígenes. Atendemos a su historia pero también a la dimensión sociocultural que tiene. Es decir, buscamos entender el significado de esas sensaciones para crear herramientas que pueden ayudar a atravesarlo.

Es por todo lo anterior que las personas acuden a Morada Violeta buscando un espacio amable, seguro, holístico y feminista. Nos hemos dado cuenta que brindar información y pedir consentimiento explícito permiten aminorar el dolor y la tensión. En la consulta ofrecemos explicar todo lo que vamos a hacer durante el procedimiento antes de hacerlo, con tanto o tan poco detalle como ellas decidan. Siempre les pedimos su consentimiento antes de tocarlas, reconocemos su autoridad para detenernos en cualquier momento y escuchamos detalladamente sus propias estrategias para enfrentar la tensión y el dolor. 

En Fondo MARIA nos interesa que podamos entender el dolor como un proceso que se puede acompañar y que tiene un significado distinto al que históricamente se nos ha impuesto. Como ya mencionamos, el dolor tiene una dimensión individual y social y a veces no es suficiente crear un espacio de calma, seguridad y confianza.

Sabemos que el acompañamiento que brindamos desde Morada Violeta o Fondo MARIA no borra la tensión pélvica que tenemos acumulada por años de agresiones sexuales, tanto en la calle como en consultorios ginecológicos, aunque nos esforcemos porque las personas estén cómodas. Requiere mucho trabajo de parte de las mujeres, hombres trans y personas no binarias sanar esos traumas y les acompañamos en eso, dando recomendaciones, referencias de otras profesionales y recordándoles que sí es posible recuperarse y tener sensaciones pélvicas diferentes.

El aborto puede ser una experiencia amorosa, empoderadora y amena que muchas mujeres y personas con capacidad de gestar experimentamos una o más veces en nuestras vidas. El cómo lo vivimos, depende de factores individuales y sociales y es hora de visibilizar que un aborto con dolor, pero no por eso menos acompañado y arropado, es posible y debería ser la norma, no la excepción.

EN la imagen se puede ver una ilustración donde dos chicas están sentadas alrededor de una mesa. El texto dice: Tenía más de un año en no asistir a consulta por temor y gran incomodidad en experiencias pasadas. Pero cuando empezamos la charla todo eso se fue disipando.

Imagen de Morada Violeta